martes, 31 de enero de 2017

La histórica BERLÍN

En Berlín descubrí una de las ciudades más extraordinarias que jamás he pisado. Lo que me resultó más sorprendente de esta ciudad fue caminar por sus calles y pensar que, no hace tantos años, todo lo que estaba viendo era un conjunto de ruinas consecuencia del conflicto bélico más duro que haya existido. 

También me impresionó descubrir que podía recorrer los pocos restos que quedan en pie de un Muro que dividió un país y sus ideologías durante 28 años, dividió a la ciudad de Berlín y a las familias y amigos que allí habitaban. La nítida metáfora del telón de acero que había enunciado Winston Churchill en 1946 para delimitar la división entre el bloque soviético y el occidental, pasó de ser algo abstracto a convertirse en una realidad irracional que cambió la vida de miles de personas. ¿Qué hubiese hecho yo ante tal situación? No podía dejar de preguntarme eso mientras más aprendía sobre su historia.

Pero, ¿sabéis lo que más me gustó de la capital alemana? Berlín ha sabido reinventarse dejando a un lado los grandes dramas por los que ha pasado y se ha convertido en una ciudad multicultural, uno de los centros políticos más importantes de Europa, sede de numerosos festivales, actividades diplomáticas y políticas internacionales. Berlín, como capital de Alemania, es el resultado de cómo una sociedad inventa un país y consigue llevarlo a la cumbre. No digo que las heridas estén al 100% cicatrizadas porque no lo creo, pero Berlín demuestra que lo importante es seguir adelante y dejar a un lado las diferencias. 

Hoy quiero contaros cuál fue nuestro itinerario durante los 6 días que estuvimos en la capital alemana y algunas recomendaciones. La primera ya os la comenté en un post anterior pero hay algunas más que creo debéis tener en cuenta. 

Día 1. La salida del avión desde el Aeropuerto Adolfo Suárez - Madrid Barajas estaba prevista a las 12:00 horas pero, por incidencias en el aparato se retrasó hasta las 13:00 horas. Los que me conocéis sabéis el miedo que me da volar así que os podéis imaginar las horas que pasé hasta que finalmente pisé suelo alemán.

Llegamos al Aeropuerto de Tegel (Berlín) a las 16:15 horas hora local. Nuestro hotel, Holiday Inn Alexanderplatz, se situaba a escasos metros de la famosa plaza por lo que tomamos el autobús 128 y, posteriormente, el U-Bahn desde Osloer Straße hasta Alexanderplatz. Esta no es la única forma que existe para llegar al centro de la ciudad, incluso diría que puede ser la menos común para los turistas, que suelen usar el abarrotado bus TXL, pero por no apetecernos esperar decidimos optar por ella. 


Una vez alojadas, decidimos dar una vuelta por la zona y entrar por primera vez a DM (famosa droguería a la que me habían recomendado entrar porque la diferencia de precio en cosmética es notable respecto a España). Esta fue la primera de muchas más. 



Cuando nos dimos cuenta eran las 21:00 horas y no habíamos cenado; sobra decir que los horarios alemanes se parecen poco a los españoles así que las opciones que se nos presentaron fueron pocas. Decidimos entrar en un restaurante semi-autoservicio de comida italiana que se llama Vapiano cerca de la Torre de Televisión Fernsehturm .

Tras tomar fuerzas, decidimos ir al hotel porque al día siguiente nos tocaba madrugar para disfrutar de uno de los tours de Cultourberlin. 

Día 2. Como os comenté en el post anterior, contratamos con Cultourberlin dos tours (Todo Berlín y Campo de Concentración de Sachsenhausen) más el transporte público y entrada a todos los museos de la Isla de los Museos durante 72 horas. ¡ACIERTO TOTAL!

Comenzamos el Tour Todo Berlín a las 10:00 horas desde Alexanderplatz y recorrimos junto a Helena, nuestra guía, los lugares más conocidos de la ciudad: Alexanderplatz, barrio de San Nicolás, Isla de los Museos, Universidad Humbolt, Biblioteca Estatal, las Catedrales Alemana y Francesa, Checkpoint Charlie, Topografía del Terror, Monumento al Holocausto y terminamos en la Puerta de Brandeburgo. 





Creo que este recorrido fue determinante a la hora de traerme tan buen sabor de boca de Berlín. Las explicaciones nos trasladaron de lleno a las distintas épocas que han hecho de la capital alemana la ciudad tan diversa que es hoy. 






Tras terminar el tour, tomamos el autobús 100 con parada cerca de la Puerta de Brandeburgo para acercarnos a la Isla de los Museos y, tras comer nuestro primer Currywurst en un pequeño establecimiento, decidimos entrar a ver el Museo de Pérgamo y el Museo Nuevo


Como había leído antes de ir, el Museo de Pérgamo incluye tres museos en uno: la Colección de antigüedades clásicas, el Museo del Antiguo Oriente Próximo, y el Museo de Arte Islámico.

Las principales atracciones de la Colección de antigüedades clásicas son el Altar de Zeus de la ciudad de Pérgamo que nosotras no pudimos ver porque lo estaban restaurando (motivo para volver), la puerta del mercado romano de Mileto, la Fachada de Mushatta y estatuas helenistas como el famoso Espinario.

El Museo del Antiguo Oriente Próximo tiene como centro la impactante Puerta de Istar de Babilonia, la Vía Procesional, un modelo de la torre de Babel y una réplica del código de Hammurabi.

Por último, el Museo de Arte Islámico en el Museo de Pérgamo muestra "el salón de Alepo" (una estancia de madera pintada) y muros decorados con cerámicas como nichos de oración. 

Por su parte, del Museo Nuevo me quedo con su obra maestra: el busto de la Reina Nefertiti, conservado en perfectas condiciones desde su creación en el año 1351 a.C.

Tras hacer ambas visitas, decidimos descansar en la ambientada explanada de la Catedral. Berlín atardeciendo, temperatura veraniega, música callejera, mucha gente...la verdad es que no apetecía moverse de allí. 

Día 3. A las 10:00 acudimos al punto de encuentro de Cultourberlin en Alexanderplatz para aprovechar el segundo tour que contratamos con ellos: el Campo de Concentración de Sachsenhausen. Para llegar a Oranienburg cogimos el S1 (S-bahn) en Fiedrichstraße hasta esta localidad, donde tuvimos que andar unos 20 minutos hasta llegar a nuestro destino. Ya en la torre A, acompañadas por las explicaciones de nuestra guía, recorrimos el lugar sin parar de pensar en cómo debieron sentirse las personas que allí estuvieron durante la Alemania NaziEl 22 y 23 de abril de 1945, cuando la pesadilla hubo terminado, los soldados liberaron a más de 3.000 enfermos y médicos que aún se encontraban en el campo.



Además de esta experiencia, algo que me sorprendió enormemente fue conocer que, en agosto de 1945, el Campo de Concentración Sachsenhausen se convirtió en un campo especial soviético donde se apresaron a los funcionarios de bajo rango del régimen nazi, algunos perseguidos políticos y a una gran cantidad de personas que fueron detenidas arbitrariamente. Durante los cinco años que el campo se encontró en funcionamiento pasaron por sus instalaciones unos 60.000 prisioneros, de los que más de 12.000 no lograron salir con vida.

Después de los duros acontecimientos ocurridos en el campo a lo largo de los años, en 1961 comenzó su nueva labor como lugar conmemorativo.


Por la tarde, ya de vuelta en Berlín, comimos y visitamos la Antigua Galería Nacional. Después de descansar un rato en la explanada de la Catedral, nos acercamos paseando al Reichstag, donde pudimos disfrutar de un espectáculo multimedia sobre la historia de Alemania sentadas a orillas del río Spree. 


De vuelta a Alexanderplatz, decidimos cenar en la cercana plaza Hackescher Markt. Con decenas de bares y restaurantes, pudimos disfrutar al aire libre de la gastronomía alemana mientras veíamos a los artistas callejeros que se encontraban por la zona.

Día 4. A las 10:30 teníamos reservado para visitar el Reichstag y, tras varios controles de seguridad, pudimos hacerlo. Desde luego que merece la pena esta visita, no sólo por lo original del edificio y su importancia, también por la maravillosa panorámica que desde allí se ve. 

El diseño de la cúpula del Reichstag, pensado por Norman Foster, simboliza un intento de apartar a Alemania de su pasado de enfrentamiento nazi y comunista, para hacer énfasis en un futuro de una Alemania democrática, transparente y unida. 


Tras esta visita, cogimos el autobús 100 para poder ver la Columna de la Victoria y el Zoológico y así terminar junto a la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm cuyo exterior magullado y ennegrecido (como muchos de los edificios históricos de la ciudad) recuerdan la insensatez de la guerra. 

Esta iglesia marca el inicio de Kufürstendam (llamada coloquialmente Ku´Damm), calle que recorrimos y donde hicimos algunas compras. Volvimos a la Puerta de Brandenburgo, cogimos el transporte público para llegar hasta Warschauer Straße donde recorrimos el tramo mejor conservado del Muro de Berlín: la East Side Gallery. Tras hacernos las típicas fotos, nos fuimos caminando al hotel. 




Día 5. En nuestro quinto día queríamos despedirnos de Berlín volviendo a hacer el mismo recorrido que realizamos junto a Cultourberlin durante el primer día. Recorrer Berlín a nuestro ritmo, entrando en algunos sitios que pasamos por alto la primera vez e incluyendo otros fue todo un acierto: entramos al interior de la Catedral, recorrimos el barrio Judío y  los patios de Hackesche Hofe, entramos al Museo de la Topografía del Terror para empaparnos de la historia de la Alemania nazi y la crueldad que allí se vivió, comimos en un restaurante típico aleman en el Sony Center y, aprovechando la situación, fuimos hasta el Berlinale Palast donde se celebra la Berlinale, encaminamos Unter den Linden y aprovechamos para comprar en una de las muchas tiendas Ampelmann, etc. ¡Berlín nos terminó de encandilar! 







Día 6. No podíamos irnos de Berlín sin subir a su famosa Torre de Televisión (Berliner Fernsehturm) para contemplar las impresionantes vistas que desde allí se divisan. ¡No son aptas para personas con vértigo!

Finalmente, dimos nuestro último paseo por Alexanderplatz antes de ir a recoger nuestras maletas hotel, desde donde cogimos un taxi para llegar al aeropuerto de Tegel (trayecto aprox. 28 euros).






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